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Una explotación minera de carbón de Mitsubishi Mining Co., Ltd.
Ubicada en Takashima-cho, en la ciudad de Nagasaki, la isla de Hashima también se conoce como la isla de Gunkanjima o la «isla del acorazado». Durante 84 años, fue hogar de una mina de carbón explotada por Mitsubishi Mining Co., Ltd. (actualmente, Mitsubishi Materials Corporation). El nombre de «Gunkanjima» procede del aspecto de la isla, que parecía estar flotando en el mar mientras una nube de humo salía de sus chimeneas como si de un gran barco de guerra se tratase. Gunkanjima se hizo famosa en todo el mundo cuando, en 2015, fue declarada como Patrimonio Mundial por la Unesco como parte de los «Lugaress de la revolución industrial de la era Meiji en Japón: siderurgia, construcciones navales y extracción de carbón». En este número, echamos la vista atrás a la historia de esta explotación que respaldó el negocio minero de Mitsubishi.
Tras una travesía en barco de 50 minutos desde Nagasaki, llegamos a la isla de Gunkanjima, declarada parcialmente en 2015 como sitio Patrimonio Mundial por la Unesco. La isla mide 480 m de norte a sur y 160 m de este a oeste, aproximadamente, tres veces su tamaño original tras los seis proyectos de rescate de terreno llevados a cabo para ampliar la isla. Aunque ahora está abandonada, fue propiedad de Mitsubishi Mining Co., Ltd. (actualmente, Mitsubishi Materials Corporation) y respaldó su negocio de minería de carbón durante más de un siglo.
La existencia de carbón en la isla de Hashima se descubrió alrededor de 1810; se trataba de carbón de coque pesado de mayor calidad que el carbón que se extraía normalmente en Japón. La explotación se inició oficialmente alrededor de 1870. En 1883, era propiedad de Sonrokuro Nabeshima, señor feudal del Dominio de Nabeshima, quien intentó modernizar las operaciones. En 1890, tras su adquisición, la isla pasó a manos de Mitsubishi Mining, que también explotaba la mina de carbón de Takashima, situada cerca de la isla de Hashima. El precio de compra fue de 100.000 yenes, que traducidos a la economía actual equivaldrían a 2.000 millones de yenes.
La explotación de carbón en la mina de Hashima se prolongó durante 84 años más tras su adquisición por parte de Mitsubishi Mining. Esta producción puede dividirse en cuatro periodos distintos: el primero, entre 1890 y 1914, se centró fundamentalmente en la expansión de la mina y Mitsubishi Mining incrementó la explotación de carbón a un volumen de entre 100.000 y 200.000 toneladas anuales. Se construyeron viviendas y otras instalaciones para acomodar a los trabajadores y a sus familias, entre otras, una escuela primaria para el aumento número de niños presentes en la isla.
El segundo periodo, entre 1914 y 1945, fue el de la producción justo antes de la guerra, cuando la minería subterránea y la innovación técnica contribuyeron a alcanzar un impresionante récord de explotación de 410.000 toneladas. Un nivel de producción que se mantuvo hasta la derrota de Japón en la II Guerra Mundial. A principios de este periodo, en 1916, cuando la mayoría de las viviendas en Tokio eran estructuras de una sola planta, en la isla de Hashima se construyó el primer bloque de apartamentos de hormigón de Japón, el edificio n.º 30.
Durante la posguerra, entre 1945 y 1964, la producción de carbón disminuyó. Sin embargo, el volumen de explotación de 300.000 toneladas anuales se mantuvo y, en 1959, la población había aumentado hasta los 5.259 habitantes, la mayor en toda la historia de Gunkanjima. En aquella época, la densidad demográfica de la isla era nueve veces superior a la de Tokio.
El aumento de la producción en la mina de carbón de Hashima siempre fue de la mano de una mejora de las condiciones de vida, a pesar de las limitaciones de espacio. Así, en la isla de Hashima se crearon multitud de infraestructuras distintas de las destinadas a la explotación de la mina de carbón. Los residentes tenían una vivienda y muchos otros servicios que mejoraban su calidad de vida. Con escuelas primarias y secundarias, hospitales, templos, un cine, peluquerías, salones de juego y bares, la isla ofrecía más o menos los mismos servicios que cualquier otra ciudad de Japón.
Además, en Hashima se celebraban numerosos eventos. Sus habitantes disfrutaban de los festivales del verano y del mes de mayo, así como de actividades de ocio tanto dentro como fuera de la isla organizadas por los propios residentes. El Festival Yamagami, que se celebraba cada año el 3 de abril, también era un gran evento. Hashimia Shrine era hogar del dios de la montaña y hasta allí acudían los empleados y sus familias para orar por su seguridad. Los días de fiesta, toda la isla era un jolgorio gracias a los innumerables eventos que se celebraban e, incluso, los residentes sacaban en procesión por las calles imágenes sagradas bendecidas por un sacerdote en Hashima Shrine.
Durante la restauración y el periodo final entre 1964 y 1974, debido al cambio en la política energética del Gobierno de carbón a petróleo obligó a Mitsubishi Mining a despedir y a reasignar a sus empleados, por lo que la población de la isla disminuyó. Sin embargo, mientras que otras minas de carbón fueron cerrando unas tras otras, la de Hashima aumentó significativamente su producción, a pesar de la disminución de la población de la isla, gracias a la mecanización a gran escala de la extracción en nuevas vetas de carbón. Si bien la producción se mantuvo en las 300.000 toneladas anuales, el desplome en la demanda de carbón llevó a Mitsubishi Mining a anunciar el cierre de la mina de carbón de Hashima en 1974. En 2001, Mitsubishi Materials Corporation donó la isla de Hashima a la ciudad de Takashima. En el año 2005, la fusión entre la ciudad de Nagasaki y la ciudad de Takashima colocó a la isla de Hasima bajo el control administrativo de Nagasaki . En 2008, la «isla del acorazado» se abrió al público general. Al año siguiente, se propuso la inclusión de la isla de Hashima en la lista de Sitios de la revolución industrial de la era Meiji en Japón. Finalmente, en 2015, fue declarada como sitio de Patrimonio Mundial por la Unesco, lo que ha disparado su popularidad como destino turístico para los visitantes. Por eso, incluso después de su cierre, la isla de Gunkanjima sigue siendo una parte importante de la historia industrial de Japón. En la actualidad, sirve como recuerdo de todos los trabajadores incansables que respaldaron el crecimiento de Mitsubishi y la modernización de Japón.