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Para materiales difíciles de cortar
Para materiales endurecidos
- World Heritage and 400 years of history
Las raíces de Mitsubishi Materials se remontan a la ciudad de Sado, en la prefectura de Niigata. La ciudad de Sado — a la que ya se hace referencia en la obra Konjaku Monogatari Shu (Antología de cuentos del pasado), escrita hacia finales del período Heian, y en la obra Zeami’s Kintosho (El libro de la isla de oro)— se conoce desde tiempos inmemoriales con el nombre de la «isla de oro». La mina de Sado era propiedad de la Familia Imperial nipona hasta que, en 1896, fue adquirida por Mitsubishi Goshi Kaisha, momento en el que comenzó a sustentar el crecimiento de las industrias de Japón con la mayor producción de oro de su historia. En este artículo se recoge la historia de la mina de oro de Sado y del desarrollo de la tecnología minera.
El Emplazamiento Histórico de la Mina de Oro de Sado se sitúa a unas cuatro horas de distancia de Tokio en Shinkansen (tren) y ferri de alta velocidad. Ubicada en la isla de Sado, en la parte occidental de la prefectura de Niigata, la mina cuenta con alrededor de 400 km de túneles —la misma distancia que separa Sado de Tokio— y se considera la mayor mina de oro y plata de Japón. En este amplio emplazamiento, se conservan varias instalaciones mineras consideradas en Japón como «Propiedad Cultural de Importancia Nacional», «Conjunto Histórico» o «Patrimonio de la Modernización Industrial».
Se cuenta que la historia de la mina de oro de Sado comenzó en 1601, cuando tres especuladores que buscaban plata en la mina de Tsurushi, en la localidad de Aikawa, descubrieron una nueva veta de oro entre la plata. En 1603, el Shogun Tokugawa Ieyasu estableció Sado bajo su control directo nada más proclamarse vencedor de la Batalla de Sekigahara.
El Shogun designó de inmediato a Okubo Nagayasu como su administrador, puesto que era natural de la provincia de Kai y tenía conocimientos relacionados con la minería de oro.
Bajo el control de Okubo, la mina de Sado comenzó a explotarse por la veta de mayores dimensiones, la de Aoban, seguida de la veta a cielo abierto de Dohyu, la veta de Ohkiri y, por último, la veta de Torigoe. En su momento más álgido durante la primera mitad de 1600, de esta mina se extrajeron más de 400 kg de oro y 40 toneladas de plata al año. De repente, la de Sado se había convertido en la mayor mina de oro y plata de Japón, lo que desencadenó la fiebre del oro nipona. Desde entonces hasta el final del período Edo —aproximadamente 270 años—, la mina produjo un total de 41 toneladas de oro que se destinaron a la financiación del Shogunato Tokugawa.
A pesar de que la mina de Sado se había convertido en un afamado yacimiento de oro, su producción descendió a casi la mitad de la del período Edo, lo que obligó al gobierno Meiji a enviar allí, en 1869, a un ingeniero occidental que tomase el control de la situación. Con ayuda de las tecnologías occidentales, en 1877 se construyó un molino mineral y abrió sus puertas el pozo de Ohdate, el primer pozo de estilo occidental que se utilizó en la minería de metales japonesa. Con la incorporación de estas instalaciones, el gobierno buscaba, además de obtener beneficios monetarios, atraer el capital extranjero con vistas a la modernización del país. Además, en 1885,
el nuevo gobierno de Meiji intentó aumentar la producción de la mina de Sado en el marco de su preparación para la adopción de un sistema monetario moderno basado en el patrón oro. Posteriormente, tras su nombramiento como director de la mina de Sado, el ingeniero Oshima Takato abrió varias instalaciones nuevas, entre ellas, el pozo de Takato, el molino de flotación de Kitazawa —equipado con tecnología punta alemana— o el puerto de Oma. En 1890, también se inauguró una escuela de minería para promover la producción de tecnología minera nacional y se aprobaron importantes políticas sobre educación minera en Japón. Posteriormente, en 1896, la empresa Mitsubishi Goshi Kaisha (predecesora de Mitsubishi) adquirió la mina de Sado que, al igual que la de Ikuno, experimentó un rápido crecimiento. Gracias a su apuesta por la mecanización, por ejemplo, a través de la automatización de los sistemas eléctricos, Mitsubishi logró devolver a la mina los niveles de producción que había conseguido en su momento cumbre del período Edo. Además, la consecución de nuevos niveles de producción ayudó a superar con creces los 400 kg de oro que producía anualmente durante la segunda mitad del período Meiji. A lo largo de sus 93 años de explotación minera, Mitsubishi produjo alrededor de 33 toneladas de oro con ayuda de sus modernas tecnologías de procesamiento mineral y minero, que contribuyeron significativamente al aumento de la producción de oro.
La historia de la mina de oro de Sado como la mayor mina de oro de todo Japón termina con el cese de sus operaciones en el año 1989, tras la extracción de un total de 78 toneladas de oro y 2.300 toneladas de plata. En la actualidad, este emplazamiento está abierto al público como el Emplazamiento Histórico de la Mina de Oro de Sado (gestionado por Golden Sado Inc.), que promueve su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial. A pesar de estar inactiva, la mina de Sado sigue transmitiendo a día de hoy sus 400 años de dilatada historia con tecnologías y sistemas de producción consagrados a la minería.